viernes, 16 de octubre de 2015

LA REINA DE LOS CHARCOS

Durante toda la noche no ha cesado de llover…las gotas de lluvia golpeaban en la ventana de mi dormitorio entonando su melodía de agua… su sonido me ha sumergido en recuerdos de aladas mariposas de mi infancia. 
Me gusta oír el sonido de las gotas de agua y acurrucarme entre las sábanas, escuchando el cuchicheo alborozado que emiten al caer…¡siempre siento con su sonido algo mágico que me seduce el alma y me acaricia en ternura!
Ya levantada, con la taza de café en la mano, me he asomado a la ventana, las huellas de la lluvia nocturna, han dejado en el asfalto de la calle, varios charcos de agua donde se reflejaban trozos del añil del día que amanece entre cirros escarlatas y púrpuras… 
 De nuevo me siento atrapada en una evocación casi mágica de una infancia llena de estrellas y sueños. Y los recuerdos comienzan a llegar como las golondrinas, con las alas abiertas … dibujando sonrisas y ecos de libertad.
Cuándo era pequeña, me encantaban los días de lluvia, sentir en mi rostro su cálida caricia, tender mis manos hacia esas gotas que caían, y sobre todo, las huellas dejadas sobre la tierra ¡los charcos de agua!
 Durante todos los días debía calzarme para ir al colegio, “unos horribles zapatos gorilas”, qué eran los obligados por el uniforme, debía llevarlos impecablemente lustrosos y limpios, porque si no el 0 en orden y urbanidad, eran seguros…
 ( ¡Dios, que cursi y ridícula era esta obligación…!) Incluso me los limpiaba con mi propia saliva, para que estuviesen limpios, las monjas de mi colegio eran las que mandaban y sólo quedaba obedecer, o tener el 0 seguro.
¡ Ayyy, pero cuándo llovía, cuándo llovía era maravillosamente hechizante, porque en vez de los horribles “zapatos gorila” podía ponerme mis mágicas botas de agua, mis queridas botas Katiuscas y ser…¡La reina de los charcos! 
Con ellas dejaba de ser la niña disciplinada, ordenada, calladita y buena que era, y mi alma de golondrina recuperaba su verdadera identidad, volando libremente con algarabía y destellos de fantasías, y risas, desbordando esa parte del alma infantil donde habitan los sueños.
¡Era mi ilusión mágica, pisotear los charcos de agua…saltar sobre ellos, ploz, ploz, ploz, y sentir como el cristal del agua se rompía en gotas de estrellas que me salpicaban la cara, las manos y hasta mi rubio cabello terminaba como una sopa de agua, pero me llenaba el alma de cosquillas de luz! me sentía presa de un hechizo que llenaba mi alma...
De un charco pasaba a otro, y a otro, hasta que recordaba que debía ir al colegio, y con la mochila empapada, el cabello, el uniforme… salía corriendo a toda velocidad, sin temor al odioso 0 en orden y urbanidad, porque si llovía…
Sí llovía, todo era maravilloso, porque estaba permitido llegar mojada, o con las botas sucias, ya que el agua la enviaba Dios, y… Él era el “jefe superior” y las monjas contra su voluntad... nada, de nada.
Los años han pasado... y mis odiosos “zapatos gorilas” repetidos cada año, porque me quedaban pequeños, han sido sustituidos por los zapatos de alto tacón… 
Sin embargo hoy, sumergida en una burbuja intemporal de mi infancia, me gustaría cambiarlos por mis mágicas botas de agua, salir a la calle, y pisotear saltando los charcos de agua que ha dejado la lluvia cómo espejos mágicos…y romperlos en una cascada de estrellas.
¡Siento dentro de mí ecos de nostalgia, porque la lluvia me llama con sus madrigales de agua… con su alma de lluvia, con su caricias de terciopelo, pero el trabajo me espera, y no estaría nada bien, que apareciese en él, toda mojada, enlodada, y como un espantapájaros mojado…!
Aunque si lo hiciese…si me atreviese… sí dejase salir de mi alma los sueños que me habitan, volvería a ser…     ¡ La reina de los charcos ¡

36 comentarios:

  1. Mi queridísima Angeles !
    Tú eres la reina del mundo bloguero .
    Me has emocionado con tus recuerdos, me identifico contigo . Prácticamente me crié entre monjitas .
    A estas alturas de la vida , la nostalgia nos visita a menudo .Y nos lleva a vivir aquéllo que nos hizo tan feliz envueltas en un halo de candor.,cuando los sueños eran una realidad.
    Te quiero un montón.Eres un trocito de cielo.
    Besotes.

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    1. ¡Qué sol eres Mª del Carmen, tus palabras siempre son como las de un hada buena que acarician el alma.
      Creo que muchos de nuestros sueños se quedaron en el camino de la vida sin hacerlos realidad, pero cada día que amanece nos trae nuevas esperanzas y sueños por los que dar gracias y querer hacerlos realidad.

      ¿Cómo estás mi niña? como he estado más de un mes sin aparecer por el blog, no sé como te encuentras ahora.

      Te envío mi cariño que sabes que es total, y un fuerte abrazo con rayos de sol.
      Ángeles

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  2. Que bien lo he pasado entre tus letras, la mitad y un poco mas me describen a mi o a mi infancia, aun chapoteo (poco) en los charcos, no hace mucho lo hice con mi nieta de la mano y mi hija se reía a carcajadas pero no se atrevió a meterse dentro (ella se lo perdió). Un abrazo y cariños porque desde luego te haces querer.

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    1. Ay Ester, que yo continuo saltando con mi Sigrid a crear estrellas como ella dice... aunque a mi hija no la guste... y es que el agua tiene una magia especial para niños y adultos, además yo soy para ella un "hada Mayor" porque incluso salimos al campo y llevamos pan duro o galletas que vamos dejando en el tronco de los árboles para que coman los enanitos... y es cierto que cuando volvemos al mismo árbol, el pan ha desaparecido comido por cualquier animal de los que hay allí, pero ella cree en ese mundo de los cuentos y esto la hace muy feliz.

      Un abrazote con mi cariño, Ester.
      Ángeles

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  3. Angeles, me encanta cómo cuidas y mimas a la niña que llevas dentro. La lluvia siempre nos inspira y nos lleva a la infancia, donde el tiempo se detiene y todo es posible...Hago mío tu post y chapoteo contigo en esos charcos benditos, que nos esperan para darnos su ilusión, su magia y su impulso...Gracias por poner el corazón en cada uno de tus posts, amiga...Te dejo mi abrazo de luz y deseo que tengas un buen fin de semana.
    M.Jesús

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    1. Hola Mª Jesús, es que yo soy así siempre, siento en el alma como una especial llamada, las mismas que cuando era pequeña y no me da ningún apuro el miedo al ridículo, y chapoteo bajo la lluvia, o busco nidos ( ahora no con mi rodilla pachucha) y con mi Sigrid surge la magia en muchas ocasiones y la vivo como si de veras existiera, y es maravilloso, ya verás cuando tú conozcas a tu nietecita... llévate pañuelos porque vas a llorar de alegría y de risas... son pura luz y amor.

      Un abrazo grande, grandote desde un lugar del corazón.
      Ángeles

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  4. Ángeles, no hay como los días de lluvias para inspirar a escribir una entrada tan emotiva, donde una vez más nos dejas un poquito de tu esencia. La lluvia siempre nos produce nostalgia añoranza, y ese olor inconfundible a tierra mojada, nos transporta a un momento mágico pero también causa nostalgias y dolor al recordar lo que un día fue y no será mas.
    Un grande abrazo con todo mi cariño, a tu bello ser de luz.

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    1. Sí, sí es siempre Cristina, siempre que nosotros queramos, hay momentos preciosos en la memoria del alma, que los podemos volver a vivir y este es uno de ellos, me encanta la lluvia, de pequeña necesitaba ponerme bajo ella y que empapase mi cara, mi pelo, mi vestido, mis manos.

      Pues aquí en Madrid, muchas veces cuando llueve salgo a la terraza, lleno mis manos de lluvia y me la llevo a la cara, es una sensación maravillosa y mágica para mí.

      Marina, he estado más de un mes sin tocar el ordenador, volveré a intentar que te llegue mi correo y te recordé mucho en los Santos, fui al pueblo ese día...

      Un gran abrazo de luz con mi cariño.
      Ángeles

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  5. Has traído imágenes de mi niñez, como no recordar esos chapoteos y el pasar por las hojas arrastrando el montón de ellas apretadas en los charcos....era un placer infantil total....que lluvias hermosas.....botas, capas, bufandas, guantes, todo para esquivar esas hermosas aguas del cielo.....
    Muy hermoso Ángeles , son recuerdos que guarda nuestra alma infantil que nunca saldrán de tan bello lugar de donde los mantenemos ....
    Fuerte abrazo con todo cariño
    Cristina

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    1. Cristina, mil gracias por tus palabras, por continuar continuar guardando en el alma esos recuerdos infantiles que fueron mágicos...

      ¿Sabes? me he dado cuenta que todos nosotros hicimos algo similar cuando éramos pequeños... chapotear, saltar en los charcos de agua, empaparnos de risas y alegrías cuando el dolor, aún no había pasado cerca de nosotros.

      Sin embargo sé, que hay muchas cosas de nuestra infancia que podemos hacer también hoy, y salir con nuestra niña interior a saltar a la comba o a chapotear en ese espejo de agua que se romperá en gotas de luz.

      Un abrazo con mi cariño.
      Ángeles

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  6. Los días de lluvia nos traen la melancolía de tiempos pasados, de esos en que la inocencia de la niñez nos hacia divertirnos con cualquier cosa, ahora nos relaja y nos evoca instantes del alma.
    besos

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    1. Ilesín, es cierto que nos traen la melancolía de tiempos pasados... pero podemos hacerlos presentes...¿te atreverías? Yo sí, a eso y a muchas cosas, aunque ahora con mi rodilla pachucha, debo estar quietecita... pero cuando esté bien, te puedo asegurar que con mi alma de adulto, cojo a mi niña chica... y la llevo conmigo a volver a vivir momentos de magia.

      Un abrazo con mi cariño y gotas de lluvia.
      Ángeles

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  7. Lo de los zapatos Gorila, jajajaja, me ha recordado los de mi hija que los lleva para el cole. Suerte que cuando llueve la dejan ir con botas y así poder ser la reina de los charcos mientras cae la lluvia...
    :)
    Preciosa historia recordatorio, hilada al compás de la lluvia.
    Besos, reina.

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    1. No sabía que aún existiesen los zapatos "gorilas" eran horriblemente pesados y obligados con el uniforme del colegio...

      Parece ser que no han cambiado mucho las cosas, Marinel, porque si a tu hija la dejan ir con botas cuando llueve... puede saltar y chapotear en en agua mágica de los charcos.

      Mi cariño con un abrazo.
      Ángeles

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  8. Una fiel descripción de esos recuerdos de los días de lluvia. También recuerdo días de lluvia de mi infancia, eran otros tiempos, con muy pocos recursos, las carreteras y calles eran caminos sin asfaltar y había charcos por doquier, teníamos aquellas botas de goma (katiuskas) con las que entrabamos en ellos salpicando las ropas.
    También recuerdo otros días tristes de lluvia viendo deslizarse las gotas tras una ventana, con los pensamientos en algún otro lugar.
    Un abrazo.

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    1. No me lo puedo creer Helio¿ tú también tenías las katiuscas de goma para los días de lluvia? eran mágicas, podíamos meternos en los charcos de agua, y esta no se colaba a nuestros pies.

      Es muy cierto que las calles no estaban como hoy asfaltadas y había charcos a granel, donde se jugaba a todo, incluso a hacer carreras con barquitos de papel que nos hacíamos arrancando una hoja del cuaderno del colegio...

      Un abrazo Helio y gracias por tu presencia en mi blog.
      Ángeles

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  9. Nadie te impide ahora colocarte las botas y chapotear, eres libre. Aunque lo de los zapatos limpios tiene un motivo simple; es una parte más de la disciplina.que hoy tanto falta.
    Me has hecho recordar a mi abuelo. El decía que salir a la calle con los zapatos lustrados era un signo de elegancia. No sé.
    Salu2.

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    1. Y lo hago Alfredo, ahora porque tengo mi rodilla pachucha, pero sí salto con mi Sigrid en el agua a crear estrellas.
      ¡Que curioso, mi abuelo Ángel, decía también que la elegancia estaba en tener siempre los zapatos limpios! No sé cual era la razón, pero pensaba como el tuyo.

      Un abrazo con los zapatos impecables y brillantes. ja, ja, ja.
      Ángeles

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  10. Bonitos recuerdos de esos días de lluvia, de esos días de antaño, y de esa niñez, que retratas tan magistralmente. Como se disfrutaba pisando los charcos, ahora ya ni hay, porque cuando llueve es de tromba y para hacer daño. La imágenes son preciosas.

    Besos Ángeles.

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    1. Hola Rafa, es muy cierto que ahora los charcos casi brillan por su ausencia... la tierra está demasiado enfadada con los humanos y vomita trombas de agua que causan mucho daño y asolan pueblos y personas...
      Me encantaba esa lluvia suave y melosa que caís despacito... y estar en la cama caentita y escuchar como en el cristal de la ventana las gotas de agua formaban una melodía...
      Esto continua hoy igual, me hechiza escuchar la lluvia en la ventana.

      Un abrazo con cariño.
      Ángeles

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  11. Bonitos recuerdos te han traído a la mente las gotas de lluvia, quien fuera niña, para saltar los charcos.
    Con el tiempo se ha perdido un poco de todo, en aquel entonces las monjas eran demasiado estrictas y ahora todos pecamos de muy liberales, no encontramos el termino medio.
    Me ha hecho gracia el recuerdo de los zapatos gorila, y de las katiuscas, sin querer me has devuelto por unos momentos a recordar mi infancia y mis idas i venidas del colegio por las calles de mi pueblo, sin asfaltar, y llenas de charcos, en ocasiones.
    Mil besos Angeles

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    1. Marina, me estoy dando cuenta, que todos, todos los que habéis respondido a esta entrada mía, hemos calzado las famosas katiuscas y hemos saltado sobre los chardcos de agua con ellas... aunque nos pusiñesemos como pingüinos mojados, esa alegría la hemos vivido todos.
      Y otra cosa que todos tenemos en común, las calles del pueblo estaban sin asfaltar y había charcos que duraban varios días...

      Las monjas de mi colegio eran implacables con el orden y la disciplina... quizá por eso, yo que grito siempre libertad... me reía el alma cuando podía liberarme de su disciplina.

      Un abrazote y una lluvia de besos.
      Ángeles.

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  12. Bonitos recuerdos te han traído a la mente las gotas de lluvia, quien fuera niña, para saltar los charcos.
    Con el tiempo se ha perdido un poco de todo, en aquel entonces las monjas eran demasiado estrictas y ahora todos pecamos de muy liberales, no encontramos el termino medio.
    Me ha hecho gracia el recuerdo de los zapatos gorila, y de las katiuscas, sin querer me has devuelto por unos momentos a recordar mi infancia y mis idas i venidas del colegio por las calles de mi pueblo, sin asfaltar, y llenas de charcos, en ocasiones.
    Mil besos Angeles

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    1. Repetiste tu mensaje Marina, eso es que tienes que saltar sobre los charcos de agua cuando se formen... coge de la mano a tu nietecita y ¡zap! verás como se rie contigo.

      Mi cariño siempre. Besos.
      Ángeles

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  13. Qué recuerdos Angeles, yo también llevaba esos zapatos gorila que eran feísimos pero con los que todos disfrutábamos la niñez. Y lo de meterse en los charcos con las botas tenía un encanto especial. Me ha encantado. Un fuerte abrazo y buen fin de semana @Pepe_Lasala

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    1. Pepe, he podido leer que todos nosotros hemos llevado los horribles zapatos gorilas, que pesaban un kilo cada uno y también las katiuscas de goma para meternos en los charcos, es increible, y que felices nos sentíamos haciendo esto.
      Cuando llovía, era una fiesta en el colegio... hasta el serrín que echaban las monjas en la entrada del colegio, era motivo de risas,,, huy, como lo estoy reviviendo y ese olor a mojado.

      Un abrazo Pepe, con mi cariño.
      Ángeles

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  14. La lluvia tiene un encanto especial.
    Entrañable, dulce y muy bonito relato.
    Un beso
    Feliz comienzo de semana

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    1. Es cierto Amalia, sobre todo cuando éramos niños y pisábamos los charcos de agua, con las eternas botas de goma.

      Gracias por llegar hasta mi espacio y dejarme tus palabras en él.

      Cariños con un abrazo.
      Ángeles

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  15. La lluvia tiene un encanto especial.
    Entrañable, dulce y muy bonito relato.
    Un beso
    Feliz comienzo de semana

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    1. Se me ha vuelto a repetir tu comentario, eso es que la magia del agua ha caido sobre el blogs y le ha llenado de lluvia duplicándolo.

      Un abrazo con cariño.
      Ángeles

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  16. Me ha hecho mucha gracia. El último resquicio por donde esquivar la prohibición. Prohibición, a su vez, atrapada en su propia esencia.

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    1. Es cierto dafd, era maravilloso saltarse esa prohibición cuando llovía y llegar con las botas mojadas de saltar de charco en charco... a mí me encantaba.

      Un abrazo.
      Ángeles

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  17. Las evocaciones tan llenas de nostalgia nos llenan de frescura el alma...
    Paz y Belleza
    Isaac

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    1. ¡Qué bien conoces el alma humana Isaac, esas vivencias de nuestra infancia permanecen inviolables en la memoria del alma!

      Un abrazo.
      Ángeles

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  18. Las evocaciones tan llenas de nostalgia nos llenan de frescura el alma...
    Paz y Belleza
    Isaac

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    1. Pues se me ha vuelto a duplicar tu respuesta, otra tavesura del mago de la red, quizá para desearte toda la paz y luz que deseo para ti, Isaac.

      Un abrazo, paz y luz.
      Ángeles

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