¡ MILAGRO BAJO TIERRA !

¡Uno de los lugares más bellos de Extremadura, es la puebla de Guadalupe, llegar hasta ella es un regalo para el alma, pasas por las comarcas de los Ibores y las Villuercas (patrimonio de la Biosfera) y es un mundo de armonías y silencios llenos de vida entre colores policromados y torrenteras cristalinas!

Al llegar al pueblo, te sumerges en una burbuja intemporal, muchas calles no han variado con los siglos, sus balcones de madera llenos de flores, sus calles empedradas, el aroma de incienso que baña todo el entorno del monasterio… 

Y dentro de él, bebes la pura energía que anega el alma con la fe de tantos peregrinos como han llegado a postrarse a los pies de la pequeña imagen morena, la Virgen de Guadalupe, que habita en el alma de los extremeños.

Una vez más habíamos estado el monasterio y Tony fue a comprar dos paquetes de las rosquillas típicas que solo se hacen allí, nos sentamos en la primera grada de la gran escalinata que sube a la Basílica y estábamos comiéndolas, cuando un anciano pasó y con la sonrisa en los ojos y lleno de orgullo nos dijo…

- ¡Están ricas las rosquillas! ¿verdad?- Mucho contesté yo ¿le apetece una? dije mientras le ofrecía la bolsa abierta. –Pues sí contesto él… ¡qué recuerdos me traen estas rosquillas! dijo sentándose junto a nosotros… y que poca gente sabe hoy día lo que sucedió aquí en la Guerra Civil…

¿Quieren que les cuente la historia? (Tony me dice que tengo un imán para que las personas mayores me cuenten sus historias, y disimuladamente me dio un pisotón, para que dijese no…) pero lo cierto es que siento una empatía especial con los ancianos, solo piden que les escuchen, le reía el alma mientras comía rosquilla de la bolsa y yo le dije que sí… y él feliz comenzó.

Yo era monaguillo del monasterio en aquella época, ahora ya tengo 88 años, estábamos sitiados por los rojos y aunque se habían escondido muchos tesoros de la Virgen en casas particulares, todos teníamos el terror que destruyeran la imagen y el monasterio… 

 La congregación de frailes, decidió que se fuese a pedir ayuda a Logrosán, que era donde estaban los nacionales… y eligieron al hermano Lucas, el más joven y a mí para que le acompañara, yo no sabía que había un túnel bajo tierra que enlaza los dos pueblos entre las minas hechas en Logrosán y confiando en salvar a nuestra Virgen me metí por el agujero que estaba tapado por una pared que se derribó.

Y ahí comenzó nuestra aventura, yo llevaba una talega con comida, agua, velas y estas rosquillas …al principio todo parecía ir bien, caminábamos deprisa bajo la linterna del hermano Lucas, pero llegó un momento que el túnel se estrechó y solo pisábamos agua y barro, encontramos trozos donde había vías de tren,(en esos montes hay estaño y fosfatos y se han extraído desde tiempo de los tartesos) y llegó el momento que el buen fraile, me dijo que se había perdido y no sabía por dónde tirar.

¡Virgen bendita de Guadalupe, el miedo nos llenó y decidimos descansar y dormir un poco, porque hasta el aire para respirar nos faltaba… nos castañeaban los dientes, porque aunque íbamos bien abrigados a mí el miedo me hacía tiritar. Cuando volvimos a ponernos en marcha, continuábamos igual de perdidos, yo pensé que nos moriríamos allí bajo tierra entre oscuridad, agua y hambre!

El hermano Lucas me decía que la Virgen cuidaba de nosotros, pero pasaban las horas, y no sabía por dónde tirar, porque los túneles terminaban de pronto y teníamos que volver atrás, tres días estuvimos perdidos por esos túneles, se nos acabó el agua y la comida, unas veces caminábamos muy encorvados y otras cuando había trozos de vías, el túnel se ensanchaba… (entre Guadalupe y Logrosán hay 31 km de distancia por carretera) y cuando ya no podíamos más vimos una claridad.

Y corriendo, ya sin fuerzas y hambrientos nos fuimos hacia ella. ¡habíamos llegado a las barrancas del río Ruecas, estábamos en Logrosán… porque el hermano Lucas reconoció el cerro de San Cristóbal… no sé de donde pudimos sacar las fuerzas, el hambre y el miedo eran como lagartijas en mi barriga... ¡hacía dos días que no comíamos, se nos habían acabado las rosquillas...!

Nos llegamos al Ayuntamiento y allí contamos que los rojos tenían sitiado a Guadalupe… y entonces los nacionales atacaron por la espalda al mando del general Riquelme y les derrotaron… el pueblo repetía que la Virgen había hecho el milagro, porque aparecieron los nacionales y salvaron el pueblo...y así está  en las crónicas del Monasterio, 

Muy pocos saben que el verdadero milagro de la Virgen de Guadalupe, fue que nos ayudó al hermano Lucas y a mí, a encontrar el camino para pedir ayuda y no morir en un túnel después de tres días perdidos bajo la tierra.

La tarde declinaba cuando el anciano terminó su relato estábamos impresionados por lo que acabábamos de escuchar… 

 ¡La Virgen de Guadalupe había hecho un milagro con ellos y también con nosotros por haber podido escuchar esta historia desconocida que se nos había dado gratuitamente!