¡ VIDA DE BARRO !

             In memoriam Iván.

Iván tenía 15 años, era alto, delgado, con una melena pelirroja y ojos verdes de rebelde mirada, no tenía amigos, y se vestía con nevados silencios y brumas de soledad. Había crecido, con hambre de besos, caricias. Andrés su padre, era alcohólico, y sólo cuando este veneno corría por sus venas, se sentía libre. “La Tina”, su madre, arrastraba las negras cadenas de una vida herida... y el alcohol el oro que sedaba sus llagas.
Ese amigo común les presentó una noche y juntos comenzaron una huida ebrios de futuros preñados, que también preñaron el vientre de Tina con un hijo ni querido, ni deseado. Y como la primavera sucede al invierno, el pequeño ser que habitaba en las entrañas de Tina salió a la luz, un día de mayo lleno de rosas perfumadas y volar de gorriones por el cielo añil.

Sus padres comenzaron a traficar con droga con alas de cuervos carroñeros, hasta que un día el cuervo husmeando sólo cadáveres les dejó caer como mendigos caníbales de vidas y fueron a prisión. Iván había estrenado 7 años y quedó detenido en una oscura mañana sin retorno. Su abuela Luisa le acogió con todo su amor, pero Iván lloró de miedo, de rabia, de dolor, de soledad, de abandono… La rueca de los días fue sedando sus heridas... pero en su alma había germinado una semilla de indiferencias y silencios.

Hasta que un día, el pasado que dormitaba entre los pliegues del tiempo, despertó. Iván cursaba 3º de la ESO. Las carcajadas y la burla cruel, le golpearon con furia.       -¡Eh pirao! tonto del culo... tú sí... ¿sabes qué eres un mierda, niñato?¡Ojos de gato, te estoy hablando...! ¡Ja, ja! - Déjale, está tan “zumbao” como la puta de su madre. ¡Ja, ja, ja!, ¡es sólo un escupitajo andante! – Las palabras hirientes le hicieron detenerse -¡Vaya, el gallito quiere pelea! ¿no lo sabías ? ¿mira qué cara ha puesto? ¿te ha dado un “amarillo”?, ¿o es que te has cagado encima, caraculo...? - No, el niño va de pijo ¿quién te crees que eres? tu madre una drogata, y tu padre un camello borracho que le dan por detrás en la jodida cárcel.... ¡ja, ja, ja...! - El señorito no sabía que procedía de tan “alta suciedad” ¡ja, ja, ja! ¿Mola descubrirlo...?
Iván mantuvo la mirada muy fija en ellos... ¡él creía que sus padres habían muerto...! Al llegar a su casa, su abuela llagada de dolor le desveló la verdad… No dijo nada, durante tres días permaneció huido encima de su cama, sintió como todo él se oxidaba por dentro con la sal de sus lágrimas... al tercer día volvió al Instituto, nadie se dio cuenta que un fantasma habitaba en su cuerpo, y los fantasmas, no saben si están vivos o muertos, sólo caminan perdidos en su mundo sin

luz. 

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Cuándo llegué a mi nuevo Instituto, me hablaron de Iván. Una mañana le encontré en mi clase, y por su melena pelirroja, supe que era él. Mientras explicaba la lección de historia, vi como se entretenía dibujando un graffiti. Al pasar por su lado le comenté con sincera admiración. -¡Es muy bello ese graffiti! Él levantó la cabeza sorprendido -¿No me echas de clase? no estaba atendiendo, ni lo voy a hacer, dame el parte y me largo – dijo recogiendo retador sus cosas, todos hacéis lo mismo, y me sé el rollo...
- No, yo no te echo de clase, ni te doy ningún parte, puedes irte o quedarte, tú elijes, no esperes mi acción para justificar tus actos, y disculpa, debo seguir con mi explicación… -¡Oye, si todos los profesores me echan porque soy el payaso de este circo! ¿no lo sabías? -Todos no, yo no te echo, esto no es un circo, ni tú eres un payaso... haz lo que quieras hacer, porque tú así lo decides.

 

Sentí que las palabras que pensaba decirme, murieron diluidas en su boca como la nieve blanca en el deshielo, dudó unos instantes... y continuó coloreando su graffiti… Desde ese día, Iván comenzó a asistir a mis clases. Pasajero de la noche, abrió una rendija a la vida... un columpio de espera más sosegado en el eslabón de la cadena que le aprisionaba... mientras esperaba su destino sin raíces, sin futuro.
Una mañana de mayo, al entrar en clase, vi sobre mi mesa, su bloc de graffitis, una rosa blanca y un sobre. Cientos de negros pájaros me golpearon, y desbordada de emociones rasgué el sobre y comencé a leer.

 

“Querida Angélica, hoy es el día de mi cumpleaños, al fin soy libre y feliz. Yo no pedí nacer, ni elegir los padres que tengo, yo no mamé leche, mamé alcohol y droga, quizá por eso soy lento, torpe, ¡un escupitajo andante! No quiero vivir en un mundo como gorrión torturado sin saber donde posarme para evitar burlas de hieles, por eso hacía que me echarais de clase, ¡he vivido demasiada crueldad! ¡no quiero vivir más!
Mi muerte es mi libertad, y yo la elijo, mi vida sólo han sido cenizas de mendigo desahuciado, que el viento esparció sin dejarme echar raíces. Te dejo mi black book, es lo único que puedo llamar mío. ¡Gracias por darme tu sincera amistad, has sido muy buena conmigo! ¡Hoy me acariciarán las estrellas...! Iván

Lágrimas de dolor anegaron mi alma en algaradas de sentimientos… Por la ventana entraba el aroma a rosas perfumadas y volaban gorriones por el cielo añil, ¡cómo el día que él nació...!
¡Sólo habían pasado 15 años de una vida de barro, resquebrajada, pisoteada, borracha en riadas de torrenciales tormentas!  ¡una vida de barro, que se diluyó sin modelar el hermoso futuro al que tenía derecho...!