¿QUIÉN PONE EL PRECIO DE UNA VIDA?

Eusebia tiene 86 años, las huellas del tiempo han marchitado su rostro y su cuerpo pero su alma, aún atesora, la valentía, el coraje, la alegría, la ternura y sobre todo toneladas de amor. Hasta donde habitan mis primeros recuerdos, ella está ahí… cuidó de mí en mi infancia, llenándome de risas y ternuras. Evoco tantas cosas… las meriendas que me preparaba con pan recién horneado cubierto con dorada miel… mis pequeños bolsillos que llenaba con nueces, avellanas, arándanos, moras...
Era y es como un ángel bueno, y cuándo me abraza siento chispitas de estrellas en el alma. Siempre que voy a mi pueblo me acerco a verla, vive en un pueblín cerca del mío, y estar con ella es una gozada que me envuelve en una suave brisa de vitaminas de amor.

Vive sola, del cielo de su vida desaparecieron personas que enlutaron su alma, y otras que el viento alejó  para buscar pan y trabajo. Continúa teniendo aún una agilidad increíble, se levanta al amanecer, y sale al campo para buscar espárragos trigueros, cardillos, collejas, pamplina, romazas, achicoria, berros…que luego cocina maravillosamente.
 El lunes pasado fui a verla,  después de darnos abrazos de oso y palabras de cariño, noté que la pasaba algo. No quería contármelo, al final lo hizo porque dice que yo siempre la he leído el alma y no puede esconderme sus secretos.
Ella encala la fachada de su casa con cal, como se hacía antiguamente y había algunos nidos de golondrinas, que con sus “cagarrutas” ensuciaban la blanca pared, así que sin dudarlo, cogió la fregona, se subió a una escalera… ¡y zas, zas...! les fue tirando uno a uno… no sabía que eso está prohibido y penalizado, y alguien lo denunció,
Al día siguiente, se presentó una persona del ayuntamiento con una multa de 300 euros, es el precio que hay que pagar por no respetar la vida de un pollo de golondrina, o el huevo del que  saldrá… ¡ella había hecho un asesinato “golondrinil”

Eusebia no se lo podía creer, y se enfrentó al emisario que le llevaba la multa, le dijo de todo… y  "el hombre", la puso otros 100 euros de otra multa por insultar a la autoridad. ¡Patético! total, 400 euros… de una persona que cobra al mes una pensión que no llega a los 500 euros… ¡eso se llama abuso de poder, y muy, muy mala leche!
Estaba muy indignada con las injusticias que ve en la vida. De pronto me preguntó. -Niña, tu que eres tan lista y sabes tanto…¿Quién pone los precios de lo que vale una vida?- Me quedé sin saber que decir, ella tenía razón… ¿quién lo hace?¿quién decide quién debe vivir o morir?
Cuándo volvía a mi pueblo, tuve que parar el coche, las lágrimas cegaban mis ojos, en el crespón del cielo brillaban las estrellas con todo su fulgor, y había un silencio bruñido.
 Respirando esta belleza, mi alma se desbordó en una cascada de sentimientos y preguntas sin respuestas. Y lloré, lloré por las injusticias que cometemos los hombres poniendo precio a unas vidas y a otras no, protegiendo a unas vidas y otras no, pudiendo matar impunemente unas vidas y otras no.

Mis sentimientos eran un torrente de indignación y rabia. ¡Matar un pollo de golondrina, cuesta 300 euros, porque están protegidos…¿ y matar a un ser humano que habita en el vientre de una mujer…? 0 euros, esa vida no está protegida, es más se reivindica como un derecho legal a hacerlo. Vale más un pollo “golondrino” que un indefenso feto, como me decía Eusebia. ¡Es una verdad al desnudo demasiado dura y cruel!
Y continué pensando en las vidas de muchos animales, que quienes tienen dinero pueden matarlos en una montería de las muchas que se hacen en las dehesas extremeñas. ¡Valen 0 euros! porque se hace en cotos privados de caciques adinerados, donde se cazan jabalíes, corzos, gamos… y con el epílogo de una gran fiesta.

¿Y matar en un safari en tierras de África, a elefantes, búfalos, leones, o lo que se ponga a tiro de rifle, es igual, lo que importa es “matar” y lo hacen personas con mucho dinero, y buena reputación que además se hacen la foto muy orgullosos del trofeo que han conseguido con los animales asesinados? 0 euros por estas vidas masacradas por placer… ¡y 400 euros a una anciana que cobra menos de 500 euros mensuales, por tirar unos nidos de golondrina! (Eusebia no lo sabe pero la multa ya está pagada y no la molestarán más)
¡Creo que hemos perdido el norte en el mundo que habitamos, no entiendo como el dinero puede hacer que se maten animales como diversión, alardeando de esta hazaña…!

Pero lo más incomprensible para mi, es la total impunidad con la que se asesina a un feto humano, cuando no hay una causa grave que lo justifique ¡NO! se hace la mayoría de las veces, sólo porque no se le ama. Cuándo es el ser más desprotegido, está en la más absoluta soledad, y en manos de una ley hechas por hombres que autorizan darle muerte… ¡esa vida humana vale 0 euros! Y como Eusebia yo también me pregunto…

 ¿Quién pone el precio de las vidas?