CUANDO EL CORAZÓN HABLA...

       "A Mª del Carmen Nacer"

Mi querida Mª del Carmen, he estado este fin de semana en mi pueblo y quiero contarte una bella experiencia que he vivido contigo a mi lado, no sé cómo Dios me ha podido regalar este sentimiento, esta sensación de tenerte cerca de mí en mis tierras de Extremadura.
 Esas tierras que sé que un día podrás visitar, sé que lo harás, te lo he dicho siempre, que quería enseñarte mi tierra y a sus gentes sencillas llenas de valores humanos donde la hipocresía ha sido desterrada hacia un lejano país invertido del Universo.

Llegamos el viernes ya de noche y al día siguiente, antes del amanecer me despertó el piar gozoso de las golondrinas que tienen su nido en los aleros de mi tejado, una muy incipiente claridad anunciaba el nuevo día que iba a llegar...de pronto sentí un poderoso impulso que me hizo despertar a Tony y le dije que quería ver amanecer desde la Piedra Caballera, como he hecho otras veces ( ver amanecer desde allí, llena el alma de energías... ) es uno de los rincones preferidos de mi pueblo, porque desde él se pierde la mirada en el lejano horizonte con la sierra de Gredos al fondo y el Almanzor como vigía de todo el llano… él como siempre me acompaño al lugar que yo quería... ¡Y fue una maravillosa vivencia que jamás podré olvidar!

Llegamos esperando ver la salida del sol... una brisa suave latía en la vida que despertaba…y yo te llamé con mi alma y todo el amor que siento por ti… esperé y esperé repitiéndote que vinieses y tú llegaste, te sentí a mi lado, olías a lavanda y violetas silvestres, mientras un airecillo fresco nos daba en el rostro y el horizonte se iba volviendo cada vez más rosado...
Me sentí unida a ti en ese despertar del día que se expandía en luz… y comenzamos a hablar bajito, ¡hablábamos Mª del Carmen con la tierra, las plantas, los árboles, los pájaros, los cirros escarlatas, la luz que emanaba la amanecida!

Y junto a ti perdí mi conciencia del tiempo y el lugar y supe que estábamos en la luz con la que se despertaba el nuevo día… pertenecíamos al Universo, sin distancias ni preocupaciones, estábamos formando parte de los cirros que cada vez se vestían más de oro, nos abrazamos y te sentí en el alba del día, en los aromas a flores silvestres, en ese sol que asomó con su dorada luz de fuego y al que pudimos unirnos unos instantes como siendo parte de él.

No existía nada a nuestro alrededor, solo el amanecer con su luz y nosotros siendo esa luz, esa brisa, esos aromas vírgenes con los que la naturaleza despertaba de su sueño... ¡ocurrió así, no sé explicártelo con otras palabras, me ha ocurrido otras veces y no sé bien  porque, ni que me ocurre en el alma, para dejar de ser yo y ser lo que estoy viendo.

 Yo no tenía corazón, ni tú, no éramos seres individuales, estábamos unidos al Universo y formábamos parte de él...!

No recuerdo el tiempo que pasó sintiendo esta sensación de libertad y conexión con el Todo Universal...Tony se acercó y me movió con dulzura, y yo volví a la realidad de donde estaba y quien era, pero lo vivido junto a ti, había sido real, REAL, Dios, Mª del Carmen, estábamos en ese amanecer y el amor y la alborada de luz eran los sentimientos que había vivido y tengo en la cuna del alma...

Me despedí de ti, que te quedaste formando parte de ese paisaje… y bañada en él. Tenía que contarte esta experiencia, este regalo de sentirte a mi lado aunque nos separasen miles de kilómetros, tú habías acudido a mi llamada y fuimos solo un amanecer luminoso, donde perdimos la individualidad, pera ser el amanecer y vivir todos los aromas y sonidos que nos anegaban en una catarata de luz.

¡Te quiero mucho, y sé que no sé como, pero has estado a mi lado y yo al tuyo en un lugar sin distancias ni tiempo, gracias mi amiga por responder a la llamada que te hice desde el alma, jamás podré olvidarlo!

¡Una lluvia de apapachos con todo mi amor desde un lugar del corazón!