El sol de noviembre calentaba tímidamente los surcos abiertos en la besana. Juan con manos curtidas por soles, vientos y heladas, mantenía el timón del arado guiando a los bueyes mientras la reja del arado se hundía en la tierra parda volteándola y preparándola para la siembra del trigo que llevaría el pan para su hogar.
De pronto escuchó su nombre entre gritos, miró y reconoció al guarda de la dehesa que corría hacia él llamándole angustiado.
-Juan, ven, ven, la Cana va a parir y no sé qué pasa, algo vie mal, se rituerce en dolores y el hijo no asoma. Yo la he ayudao con los cinco hijos que tenemos, pero este parto no es igual, me se muere, me se muere…¡corre!¡corre!
Juan, corrió tras él.. Cuando llegaron al chozo de retamas que era su hogar, los canetes le saludaron, esperaban fuera, su padre les había prohibido entrar en el chozo hasta que el hermano no naciese. . La Cana parecía muerta, entre sus dientes mordía un pañuelo y su cara estaba tan pálida como el color de su pelo, era albina, muda y algo retrasada, no tenía ni nombre, para todos era la Cana por el color de su pelo blanco
Cipriano se la cambió a su padre por una cabra y desde entonces habían vivido juntos, tenían cinco hijos todos albinos, los canetes, pero eran felices con lo poco que tenían.
-¡Cana, Cana, abre los ojos, mira ha venio Juan pa ayudarte, vamos respira jondo y cuando vengan los dolores apreta que ya falta poco! Ella abrió los ojos y miró con gratitud a Juan, él era bueno con ellos, muchas veces les levaba comida, sus ojos azules claros, le expresaron lo que su boca no podía decir.
¡La Cana era un ser de infinita ternura, un alma pura, un ángel para quienes la conocían!
En un rincón del chozo cubierto de latas requemadas ardía un pequeño fuego, haciendo hervir un caldero con agua. Cipriano metió en él un paño, le retorció y se lo puso en el abultado vientre de su mujer, lo hizo varias veces cuando notaba que el paño perdía calor. Los dolores del parto volvieron y Cipriano dijo a Juan que apretase el vientre de su mujer hacia abajo, para que el hijo saliese. Un extraño silencio llenaba el humilde chozo, solo se escuchaban los gemidos de la Cana y el crepitar del fuego… ¡Los minutos pasaban lentamente y el hijo no quería nacer!
Al cabo de una media hora Cipriano gritó -¡Ya, ya asoma la cabeza, ya veo el pelo negro, este no es albino, ampuja, ampuja mi amor, que el hijo ya está aquí…!En un último jadeo la Cana empujó y lo que llevaba en su vientre salió de ella emitiendo un agudo chillido…¡ Con horror Cipriano y Juan, vieron que un pequeño ser horrible, había salido del vientre de la mujer!
¿Qué era eso? ¿Cómo podía haber chillado así y encaramarse de un salto a lo alto del chozo. Aturdidos por lo que veían, Cipriano intento coger, el ser que chillaba y daba saltos de palo en palo. Era imposible por la agilidad que tenía.
-Juan, esto no es mío, no pue ser, no sé qué es pero esta cosa no es mía… y cogiendo una pala, intentó cogerle como fuese…no podía por los saltos que daba chillando… extenuado dijo: ¡no pueo, no pueo!
- ¡Juan garra el rastrillo y ayúdame hay que hacer que baje este munstruo, esto no es mío, no, no y horrorizado, de un terrible golpe con la pala alcanzó al ser que cayó al suelo chillando de dolor y vomitando babas verdes, ante el horror de los dos hombres.
-¡Voy a enterrarlo mu lejos donde los hijos no puean encontrarlo! Queate aquí con la Cana, Juan, ahora duerme pobrina, que malita ha estao, creí que me se moría...
- ¡Cabrón de bicho! ¡hijo puta! y diciendo esto le envolvió en un trozo de saco de arpillera y salió de la choza llorando y limpiándose los mocos con el dorso de la mano.
Cuando volvió de enterrarle, muy excitado le dijo a Juan…-¿Tú te enrecuerdas de esos tres hombres mu altos vestios con un hábito de flaile capuchao que anduvieron por aquí hace unos meses como corujas…?
-Si, dijo Juan, yo los veía en el arroyo Fresnedoso cuando llevaba a beber a las mulas, sí me veían se escondían siempre entre los juncos de la orilla.Yo pensé que serían frailes de Yuste o Guadalupe, pero eran muy, muy altos.
-No, no, aquí venían cuando creían que yo nos les via y tocaban el pelo de los hijos, no hablaban, yo pensé que eran muos como mi Cana. Bajo su vestimenta asomaban unas manos de solo tres dedos y una piel mu blanca¡Ay Juan, que esos jacieron algo a mi mujer, que la metieron mano, estoy asegurao ya de ello! La miraban mucho y tocaban su pelo blanco con miración…
¡Nunca quisieron un piazo de pan ni agua, solo miraban a la mujer y los hijos… pero a ellos no se les vía la cara, no sé aonde vinieron ni que jacieron a mi Cana…la metieron mano, no sé como pero estoy asegurao y el bicho infernal era de ellos!cabrones, cabrones...!
¡ El nacimiento de este ser se lo he escuchado repetir muchas veces a Juan, Juan era mi padre y ha sido el hombre más honesto, integro, honrado y sincero que he conocido. Sé que todo ocurrió como él lo contaba con incomprensión, asombro, miedo.! Tuvo mucho miedo con lo que vivió.
¡No sabía que podía ser lo que salió del vientre de la Cana...!
¿Quiénes eran estos tres seres altos con hábito de monje, piel blanca y manos con solo tres dedos? ¿De dónde vinieron? ¿Cómo fecundaron a la Cana?
¿Qué buscaban? Hoy podría haberle respondido con la verdad que creo…
-¡Padre, no eran de nuestro mundo!
El relato publicado es completamente real, aunque parezca ciencia ficción, a mi padre le marcó mucho los chillidos de este ser y los saltos que daba por los palos del chozo, así como las babas verdes que echaba por la boca al morir.
ResponderEliminarHace unos 5 años, conocí a un canete, bueno me reconoció él a mí porque iba a mi casa algunas veces, para que mi padre le diese algo de comida.Ya es bastante mayor, pero pudimos hablar de este suceso que vivieron nuestros padres y su madre, me lo contó igual que tantas veces lo refirio mi padre, es más él me dijo que esos seres altísimos, cortaron a su madre un gran mechón de su pelo, pero ella al ser muda, no lo dijo hasta que Cipriano advirtió que si los volvían a ver, se lo dijesen que les mataba a los tres. No encontramos otra explicación, que la que yo pensaba, esos encapuchados no eran de nuestro mundo, Canete, si les vio la cara y me dijo que era totalmente blanca, así como sus manos con tres dedos. Creo que hay sucesos que no tienen explicación y este es uno de ellos.
Ángeles
Una historia realmente fantástica, apreciada Ángeles.
ResponderEliminarBuena narración, retienes el interés del lector.
He de volver a leerte, un abrazo.
Gracias Rud, he omitido algo del momento que este ser nace, mi padre lo ha contado siempre aterrado y es muy duro. Mi creencia es que en verdad era hijo de alguno de esos tres frailes, que creo que no eran humanos, pero esa es nuestra opinión.
EliminarUn abrazo con cariño.
No se de donde has sacado las fotografías pero dan repelús, pensar que alguien tan blanco como la cana lo haya podido tener dentro da miedo. Menuda historia!! abrazos
ResponderEliminarEster, pues imagina algo tan horrible con vida y saltando dando chillidos por los palos del chozo, mi padre era una persona genial, pero en este suceso, tuvo pánico, no solo por ser que había salido del vientre de la Cana, sino por si volvían esos tres frailes, para llevarse a su "hijo" y les hacvían a ellos algo. Pánico al desnudo.
EliminarUn abrazo desde el corazón.
Qué historia más impresionante. Enganchada me he quedado leyéndola por lo bien que la cuentas, y que sea una historia real me ha dejado de piedra porque es increíble.
ResponderEliminarHa sido como siempre, un placer leerte Ángeles.
Un abrazo y buen domingo.
Elda, cuando sucedió, ninguno de los protagonistas del suceso, había escuchado hablar nada de extraterrestres, hoy tenemos la mente más abierta y yo creo que "el bicho"era de ellos, habrá quien se ría, no me crea, o piense que me lo he inventado, no me importa, tengo la certeza de que mi padre y Cipriano, vivieron este espeluznante suceso. La Cana, era la bondad personificada, pero era muda y algo retrasada y no recordaba nada de intimar con alguno de los tres frailes. Otra explicación para este nacimiento, no la hay.
EliminarDesde el corazón, un abrazo.
Ángeles, menuda historia pone los pelos de punta. Como tu apuntas hay cosa que nunca vamos a saber por que pasan, y esta es una de ellas. Pobre mujer, la única que podía decir lo que paso era la Cana, pero por sus circunstancias tampoco podía decir nada.
ResponderEliminarCuídate, Abrazos desde el corazón.
Cristina, la historia es de pánico a pesar de que hoy creemos que puede haber vida extraterrestre, pero en aquella época, al nacer el "bicho ese" el terror invadió a Cipriano y mi pade, porque cogerle desde el alto de los palos del chozo, es brutal, ese ser parecía conocer telepáticamente donde Cipriano iba a pegar el golpe con la pala, ya que se anticipaba siempre al golpe.
EliminarFue un suceso que marcó a los protagonistas por lo horrible de lo sucedido.
Un abrazo con rayos de sol.
Creo que alguna vez te dije, Angeles, hay personas a quienes les suceden o son testigos de cosas extraordinarias, vos sos una de ellas, esta historia da chucho! Un abrazo!
ResponderEliminarNo lo sé Mª Cristina, lo que sí puedo afirmar, que a veces me he sentido como llevada al lugar donde iba a suceder algo extraño, para después poderlo relatar, no lo sé pero he vivido situaciones increibles, que nunca he contado. La suerte, si se puede llamar así, es que siempre he estado acompañada por alguien que lo puede atestiguar lo mismo que yo.
EliminarMi cariño con un abrazo.
Menuda historia Ángeles. Da mucho repelús, pero estos sucesos y similares no son la primera vez que los oigo. Se suelen dar ciertos fenómenos que escapan a toda nuestra razón.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo y buen resto de domingo.
La historia ocurrió así Juan, mi padre era una persona integra, honrada y quedó durante tiempo reviviendo lo que hizo el "ser" ese cuando salió del vientre de la Cana, Humano no podía ser, chillaba y saltaba por lo alto de los palos del chozo... Miedo o más aún, terror ante algo que no sabían que era. Escapaba a sus conocimientos y luego la Cana no recordó nunca nada, ni siquiera los dolores del parto, y era un ángel por su bondad.
EliminarUn abrazo con mi cariño.
Hola Ángeles.. Realmente parece increíble, pero hay historias que superan cualquier realidad. Magníficamente explicada.
ResponderEliminarUn abrazo.
Así es llorenç, este suceso jamás pudo ser exlicado por la razón, no supo que era ese "bicho" y mi padre era una persona íntegra para lo que no sabía que era lo que veía.
EliminarHabrá quién no me crea, no importa, yo lo creí desde el primer momento que mi padre lo contó, porque yo conocía a mi padre y sabía que su palabra era él mismo.
Un abrazo con cariño.
¡Madre de Dios!. Me tenías con el parto de esa pobre mujer con el alma en vilo, porque yo no puedo ver sufrir a una mujer... Y de repente le pegas ese giro de ciento ochenta grados, y no te imaginas el yuyu que me entrado en el cuerpo, hasta el punto que pensé en dejar de leer, pero lo has hilvanado y narrado tan bien, que echándole valor he llegado hasta el final.
ResponderEliminarExcelente historia que bien podía servir de guión para una película de terror.
Gracias por tu buen hacer.
Un fuerte abrazo, Ángeles, y te dejo que me voy a hacer una tila, a ver si me relaja un poco, porque me tiemblan hasta las manos.
Hola Manuel, todo sucedió como lo cuento, mientras la Cana no había parido, todo parecía un parto normal que se retrasaba en salir el bebé, lo horrible ocurrió desde el momento que ese "ser" salió del vientre de la Cana, ahí comenzó el terror por como era de horripilante el bicho y Cipriano que tenía las manos preparadas para recibir y coger a su hijo, no llegó ni a tocarle, porque lanzando un alarido se encaramó en el palo más alto del chozo y comenzó a esquivar los golpes con los que Cipriano, quería darle para que bajase, así durante bastante tiempo. Y otra curiosidad del suceso, La Cana no recordó jamás nada de este parto ni como había sido concebido. Y ella era un ser de una bondad infinita, un ángel.
EliminarQue la tila te haga efecto, mi padre tomó varias durante varios días, creía que podían volver esos frailes para llevarse lo que era suyo y como Cipriano le había matado, les iban a matar a ellos.
Hay muchas cosas que desconocemos por eso nos dan tanto miedo. Cuídate. Un abrazo.
Magnifico relato Ángeles, yo también creo en otros seres que no son humanos y andan por ahí vigilando.
ResponderEliminarUn abrazo, me encanto el relato amiga.
Hoy sí estoy seguro de lo que tú dices Jorge, creo que podemos estar siendo vigilados por otras razas, o hay infiltrados entre nosotros, que no tenemos ni idea. Es todo secreto de Estado.
ResponderEliminarUn abrazo.
me encantas te quiero eres ese tipo de persona que ilumina el lugar donde se encuentra
ResponderEliminarQué lindo es lo que dices Mucha, mi forma de escribir es la misma que como es mi vida, cuando escribo salen en libertad los sentimientos que me habitan y salen del alma.
EliminarMi cariño con un abrazo
Ángeles, excelente relato, tu imaginación va más allá, yo a veces creo que existen esos seres o entes, otras veces me inclino a que no, ahí estoy...
ResponderEliminarPero mientras te he leído me has tenido en vilo y lo he disfrutado, gracias.
Feliz miércoles
Carmen, este hecho es real, no tengo explicación para él, por eso pienso que esos monjes podían ser extraterrestres, pero no lo aseguro, solo he relatado lo vivido por mi padre y el terror que vivieron. La verdad yo no la sé.
EliminarDesde el corazón, un abrazo.
Tienes un arte extraordinario para el relato.
ResponderEliminarHe pasado un buen rato leyendo lo que nos contabas, me ha enganchado desde el principio al fin, como a mí me gusta cuando empiezo a leer una novela.
No sé lo que creer a estas alturas de mi vida, pero todo puede ser posible.
En cuanto a las natillas...
Las buenas, las verdaderas, no llevan nada de harina, al poner sobre el fuego los huevos, la leche y los aromas que quieras echar, vas removiendo lentamente y verás que la mezcla va cogiendo consistencia, es el momento de separarla del fuego y dejarla enfríar.
Piensa que la natilla no es una crema pastelera densa, es algo mucho más líquido pero tiene algo de consistencia.
Cariños.
Kasioles
Kasioles, este relato es real, lo vivió mi padre y le marcó el alma, y lo curioso es que la Cana después del parto tan malo que tuvo, no recordó nunca nada de él.
EliminarYa he comprendido lo de las natillas, gracias por aclararmelo, la próxima vez, las haré así, no solo eres una gran poeta, si mo también una excelente cocinera y los diálogos con tu madre, don tan dulces, que me parecen reales.
Un abrazo lleno de estrellas.
Me gustó mucho leerte. Tu relato es muy curioso y lleno de talento.
ResponderEliminarUn beso.
Felices días.
AMALIA, lo ciero es que el relato es real y vivido por mi padre, que le marcó por siempre y tuvo miedo durante un tiempo.
ResponderEliminarMi cariño con un abrazo.
"Feliz Pascua de Resurrección Ángeles."
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras y visita.
Un fuerte abrazo.!! Dios te bendiga siempre.
Marian, también para tí te deseo una muy feliz Pascua de Resurrección y bendiciones hoy y siempre.
EliminarDesde el corazón, un abrazo de luz.
Un relato muy fantástico y enigmático lleno en ese misterio que nuestra razón aún no se puede explicar, quizás podemos seguir esperando cuando nuestros ojos sean realmente abiertos y sobre todo la comprensión del porque ha sucedido o pasan estas cosas que por ahora no entendemos, seguramente a su Debido tiempo lograremos saber.
ResponderEliminarMe imagino tu padre que tuvo que sufrir está experiencia lo cual Dios ha sido muy difícil sobrepasar las eventuales consecuencias de lo que podría venir Y cómo resguardar a su familia.
Un abrazo
Sí Meulen, fue una experiencia muy traumática y eso que mi padre era un hombre muy integro y valiente, pero pensaba que al matar Cipriano al ser ese, podían hacerle daño a alguien. No lo entendió nunca y es cierto que resulta incomprensible. Quizá algún día como tu dijiste entendamos enigmas que hoy son oscuros.
EliminarUn abrazo de luz.
Jolines Angeles, me has acojonao con esa foto. Estaba deseando llegar al final.
ResponderEliminarMenuda imaginación tienes.
Un abrazo.
Hola LOBEZNA, no es imaginación, es un suceso real que vivió mi padre y le marcó durante mucho tiempo. Nunca supo que era ese ser que salió del vientre de la Cana, sus chillidos y el saltar de un palo del chozo a otro, le causaron miedo sobre todo porque creía que los tres encapuchados iban a volver y les matarían a todos, por haber dado muerte al ser, que con toda seguridad, ellos creían que no era de nuestro mundo.
EliminarMi cariño con un abrazo de luz.
He estado interesada e intrigada hasta el final.
ResponderEliminarPobre Cana y pobres todos aquellos que vivieron el caso.
Yo como me creo todo, pienso que esto ocurrió en algún lugar.
Muy interesante tu relato amiga Ángeles
Ocurrió de verdad Maria de los Ángeles lo vivió mi padre, y él que era un hombre íntegro y valiente, estuvo un tiempo acobardado por lo que vivió y porque Cipriano había matado a ese ser.
EliminarTu sabes que lo que publico en este blog de relatos, todos son ciertos y es que en nuestro mundo hay muchas cosas incomprensibles e inexplicables y este suceso es uno de ellos.
Un abrazo con mi cariño.
WAW una extraña historia... y seguramente es lo que tu dices...
ResponderEliminarPaz
Isaac
Son cosas muy incomprensibles Ángeles.
ResponderEliminar¡Gracias por tus palabras !
Dios te bendiga siempre.!!
La realidad ha superado la ficción Ángeles, leyendo y mirando las fotos se ma han puesto los pelos como escarpias.
ResponderEliminarBesos.
Con el deseo de que os encontréis bien; os mando un fuerte abrazo.
ResponderEliminarÁngeles: que buena historia, digna de una película. Te felicito por tu imaginación y por lo bien narrado.
ResponderEliminarmariarosa
Hoy me acordé de ti y entre a buscarte. Que historia tan impresionante. Estais bien ? Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarEspero que estéis disfrutando de un feliz verano.
ResponderEliminarAquí, se te hecha mucho de menos.
Un fuerte abrazo, amiga Ángeles.